miércoles, 27 de agosto de 2008

De vuelta en Doñana

Bueno, señoras y señores, niños y niñas, elfos, duendes y geniecillos varios, ¡he vuelto!

Sí, he vuelto a Doñana, y he vuelto a escribir. Pero lo que ocurre es que también tengo trabajo en el MundoReal, lidiando con un puñado de orcos diminutos en una Caverna Congelada para intentar que aprendieran algo de matemáticas; y además la Pepita (mi portatil) ha estado enferma. Pero chunga, chunga ¿eh? Formateos y esas cosas, qué poco me gustan... Te dejan sin el historial, sin los pogramas y sin na de na.

Ayr fue un día de infarto... Después de acostarme tremendamente tarde cerrando la maleta (la cena con Mugen se alargó un poco, me habría quedado en tu casa para siempre, lo sabes, pero el MundoReal me reclama más de lo que a aveces desearía) me levanté tempranisísimo, cogí la Mariposa y estuve las últimas horas del verano que me quedaban en la Caverna Helada. Me despedí con todo el dolor de mi corazón de Mugen (te echo de menos) y de otras carceleras como yo, volé a mi casa de nuevo en Mariposa, comí como una enana gully y al coche. Llegué al Palacio alrededor de las 8 de la tarde, a tiempo para hacer un barrido final y recontar machos (machos ciervos, se entiende)

¡¡¡¡POMULATES, TE ECHO DE MENOOOOOOSSSS!!! ¿Qué va a ser de mí sin tí? Dentro de unos días compatiré habitación con una italiana, me han dicho. Jooo... :'(

Por la noche, tras la cena, me dediqué a sacar el equipaje. Pero los Hados malvados, liderados por el inclemente Murphy, me tenía preparada una buena. Normamente meto todo bote suscetible de salirse (es decir, todos) en bolsas de plástico. Nunca en mi vida se me había salido ninguno. Pues hoy, a estas alturas de mi vida, con millones de excursiones y campamentos a mis espaldas, ha ocurrido. Era la primera vez que metía un champú sin protección. ¡pero siempre hay que llevarla! La mitad del bote se ha derramado sobre las guías, los zapatos y el resto de cosas que van en una mochila (no me gusta usar maletas normalmente).
Y ves a una cansadísima Cota-K, con unas ganas locas de meterse en la cama, limpiando como puede los libros, los bolígrafos, etc. Y la misma Cota-K, con más ganas aún de dormir, un rato después, dando vueltas en la cama porque los jabalís y los caballos han elegido esta noche su ventana para la reunión social.

Hoy vegetación, cansada, y poco acostumbrada, pero soportable.
Me voy a la torre a ver ciervos. ¡Seguiré retransmitiendo!

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