domingo, 9 de junio de 2013

Excursión al sabinar de Venialbo (Zamora)

Estando aún de vacaciones de Semana Santa, Sergio nos propuso ir a un sabinar en cuanto volviéramos a Salamanca. La verdad es que tanta lluvia nos tenía ya con ganas de campear a nuestras anchas, y decidimos encaminarnos todos los que pudimos el famoso Lunes de Aguas.


Con la ya habitual BSO de "Los de Marras" y sus memorables canciones, salimos de Salamanca hacia Toro y la comarca de El cubo del Vino (nombre de pueblo aunque no lo parezca), con unas someras indicaciones de puño y letra de Sergio que incluían cosas como "girar dignamente a la derecha".

Bajamos por una pista donde encontramos marcadas en la tierra húmeda por las constantes lluvias muchas huellas, de jabalíes, de zorros, y también un rastro muy claro de tejón.
Huella de tejón

 Pronto nos aburrimos de seguir el camino, bordeado por florecitas que sorprendían en la temprana primavera, y nos internamos en el sabinar siguiendo las setas y buscando más huellas. Todo el suelo estaba cubierto de musgo y líquenes, por lo que parecía que andabas sobre una esponja blandita y húmeda.


Muscari neglectum, Nazareno

 Encontramos mucha oreja de gato (Helvella) y otras muchas setas, variadas, que crecían entre los árboles y el musgo. 

La recolección de setas para su identificación.
 Encontramos un claro y nos aposentamos para disfrutar de hornazos, salchichones y gorduras varias. Hacía un viento un poco incómodo, pero no hacía ni frío ni calor. Las nubes tamizaban la luz del sol, que aunque difusa, calentaba un poquito.




Por la tarde fuimos a un pequeño pinar más cercano a Salamanca. Estaba plagado de procesionaria y era difícil no pisarlas o evitarlas, muy camufladas entre las agujas de los pinos.


Encontramos varios pinos caídos y medio podridos, donde encontramos un montón de bichitos.
Larvas de cerambícidos
Pequeña orugrita de alguna mariposa

Finalmente acabamos la tarde en otro pinar que nos recordaba al Bosque Viejo, esperando escuchar de un momento a otro a algún paisano perseguirnos como el viejo Maggot, y donde encontramos medio esqueleto de la liebre de Marzo. Al final no perdió la cabeza, ¡sino la mitad del cuerpo!









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