domingo, 11 de enero de 2015

Vacaciones por la isla con mi familia 2 - Teleférico y visita al Jardín Tropical Monte Palace

Al día siguiente, dicidimos salir  para subir en teleférico hasta Monte. Como yo ya había visto el Jardín Botánico y no me había gustado demasiado, y además pensaba que allí se podría aburrir mi familia, decidí llevarles a ver el Jardím Tropical Monte Palace, una quinta o finca con una gran variedad de plantas, jardines, fuentes y estatuas. 
Así que desayunamos en el jardín del teleférico y disfrutamos de la agradable subida. El día estaba completamente despejado y la temperatura era completamente primaveral, aunque a la sombra se notaba una brisa fresca que invitaba a ponerte una sudadera. A pesar de que la cola salía por la puerta, no tardamos mucho en subir a uno. 


Desde el principio decidimos que el jardín se parecía mucho a los paisajes que habíamos visto en videojuegos que nos marcaron, como Myst III y Riven. Así que iniciamos el paseo internándonos por el bosquecillo por el que bajaba el sendero. 



Una parte estaba decorada como un jardín oriental, con los puentes y las puertas del cielo típicas, y muchas estatuas de dragones. El agua está presente en todo el recorrido, ya sea en lagos, fuentes, saltos de agua, cascadas o paredes chorreantes.



Al llegar al lago central uno tiene la impresión de retroceder en el tiempo y espera ver aristocratas decimonónicos paseando por las avenidas flanqueadas por grandes paneles de azulejos.



El jardín está lleno de rincones secretos que explorar, como este pozo, donde los tres hermanos tuvimos la impresi+on de estar dentro del videojuego.


Podría hacer este post interminable con las cientos de fotos que tomé esa tarde, pero no lo haré.
Sí pondré sin embargo, la foto de las muñecas vestidas con el traje típico de Madeira.




Cuando caía la tarde subimos a la iglesia de Monte y tuvimos la suerte de encontrarla abierta y subir a sus torres para observar las vistas impresionantes de la puesta de sol.


viernes, 9 de enero de 2015

Vacaciones por la isla con mi familia 1 - Funchal la noche de los fuegos de artificio.


El día de Nochevieja, vino mi familia para pasar las vacaciones aquí conmigo. Mi madre tenía muchas ganas de pasar aquí el fin de año, ya que mucha gente le había hablado de los famosos fuegos artificiales que rodean la ciudad. Mis fotos no son tan espectaculares como las que rondan por internet, pero tampoco lo pretenden. Sólo reflejar lo bien que nos lo pasamos, a pesar del cansancio del viaje. 


Los fuegos fueron bastante impresionantes. Lo más bonito era ver el arco que se formaba alrededor de la ciudad, todos coordinados, y los que salían del puerto sobre los cruceros (que había 10 allí aparcados). La pena, que sólo duran 10 minutos, miuentras que los fuegos de San Juan en Badajoz llegan a los 40 minutos. 
Foto de familia, después de los fuegos. Nos acercamos al centro y probamos la poncha, bebida tradicional de Madeira que lleva zumo natural de naranja, o limón, o maracuyá, o tomate inglés... además de aguardiente, az+ucar de caña y miel de abeja. Decían  que estaba buena. 
  
Mi mamá, promotora de este viaje. Gracias por este regalo de Navidad. 

Y después de los fuegos, nos fuimos al centro para ver el ambiente. Había unos puestos muy interesantes, donde me puse a haer fotos que creo que no están mal del todo. El blanco y negro fue la primera opcion tras luchar con las diferentes temperaturas de color de cada puestecito, y al final creo que ha venido bien.



El pan tradicional de Madeira, el Bolo do Caco, se hacía a la vista, directamente sobre las grandes salamandras alimentadas de madera. Luego se sirve, caliente y recién hecho, untado con mantequilla de ajo.




En otro puesto se hacía la sopa de trigo, con multitud de ingredientes, en grandes marmitas de hierro puestas sobre el fuego y cubiertas con tapaderas de madera. La señora de la sopa la removía cada poco y servía en cuencos de barro.


Alrededor de las mesas de madera brujuleaban chicos y chicas, todos vestidos a la manera tradicional de la isla. Es sorprendente lo orgullosos que se sienten los madeirenses de sus tradiciones y la cantidad de gente que trabaja para mantenerlas. Trajes, canciones y bailes, oficios manuales, recetas, técnicas ancestrales...

Una "menina" sentada a la vera de la fuente. 

Y un rapaz cargado. 

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